jueves, 30 de abril de 2015

El papel y las funciones de la universidad



“El papel y las funciones de la universidad en la producción y reproducción del conocimiento”.


A lo largo del tiempo y aún desde sus inicios, la visión y misión de la universidad ha sido y será la de generar conocimiento para contribuir al desarrollo y bienestar de la sociedad. Su génesis se remonta varias centurias atrás, en la renaciente Italia. Pujando y esforzándose por salir del lúgubre oscurantismo, la universidad se abría paso para cumplir su función social, esto es entre otras muchas, la de contribuir al alcance de ideales y valores así como erradicar la ignorancia y propugnar por el saber.

Es de llamar la atención incluso, que aún Machiavelo hace una reflexión acerca del negocio, que etimológicamente significa la negación del ocio, y que además nos permite darnos cuenta de que forma había una necesidad y un hambre por estar ocupado en la adquisición de nuevos conocimientos.

Esto dará como consecuencia a nosotros como docentes, ubicar el papel de la universidad en la función y reproducción del conocimiento. Independientemente y cualquiera que sea la clasificación de la ciencia, a través de ésta es posible que la confrontemos con los retos y necesidades que surjan y se pueda en la medida de lo posible, tener la capacidad de sensibilizar al individuo a que éste pueda ser educado y por lo tanto, adquiera cierta conciencia civil y estar más sensibilizado en seguir buscando explicaciones más objetivas a una gran diversidad de fenómenos y acontecimientos cotidianos.
Solamente a través de la investigación será posible generar más conocimiento. Pero podríamos adoptar una postura de conformismo y delegar esa responsabilidad a quien le corresponde, esto es a saber, a los doctos e instruidos, que con su sapientísima perspicacia, dedican su tiempo y su esfuerzo a la investigación. ¡Cuán equivocados estamos!, pensar que solamente algunos poseen la capacidad para introducirse a este fascinante mundo, que con tan sólo un poco de buena actitud y disposición se podría llevar a cabo este quehacer científico. No cabe duda que cada uno de nosotros que fungimos como docentes, tenemos un excelente recurso humano y apoyo en nuestros alumnos.

Es también de hacerse notar el desarrollo que la universidad ha tenido durante su existencia. Expedición de licencias para la enseñanza, apertura a “todas” las clases sociales, que posteriormente tuvo que ser normada, actualización de materias, cambio de “ideologías” ancladas en ideas religiosas, suplantadas por otras como la ciencia, etcétera, son algunos de los cambios efectuados que permiten ver la evolución de las instituciones de enseñanza superior.

Nos corresponde a nosotros como parte de nuestra alma mater ser partícipes de este nuevo cambio que se está gestando. Siendo honestos, la mejor revolución que podemos reconocer no es la de los maestros disidentes que marchan por las grandes avenidas levantando un puño y gritando consignas contra lo que consideran violentan sus conquistas sindicales o cualquier desacuerdo a la reforma educativa. Tampoco la postura del docente será la de la muy trillada expresión, “hacen como que me pagan, hago como que trabajo”. Se debe reconocer la actitud que mostraron aquellos grandes pensadores mexicanos del Ateneo de la Juventud, que con un gran vigor y una gran visión, lograron sacar del letargo a aquellos conformistas latifundistas que apostaban a que la riqueza estaba solamente en un pedazo de tierra. O aquellos que tenían el poder, que se aferraban a la silla y se enseñoreaban de aquellos ignorantes que eran manipulados llevados por doquier para engrosar las filas de los acarreados. Estos apostaron por una mejor revolución, la de la educación, la que trajo como consecuencia que hubiera más pensadores, que se solidificara la enseñanza superior y se reconociera a la UNAM como la máxima casa de estudios de nuestro país. Allí radica el éxito, allí está la solución, necesitamos reconocer que un país con personas educadas es un país que generará progreso, generará riqueza, generará inversión. Países que supuestamente estaban también en un letargo, ahora despiertan como poderosos gigantes que educan a su gente, capacitan a sus habitantes para que salgan y establezcan negocios alrededor del mundo. Nadie apostaba por países como China e India que con tantos problemas de pobreza y sobrepoblación, ahora apuntan sus baterías a la educación, demostrando que solamente a través de esta estrategia se puede salir adelante. Mucho nos corresponde hacer en lo que nos concierne a nosotros como “profesionales de la educación”, si es que lo somos. El compromiso está, aquí en nuestra parcela, con nuestros jóvenes, en nuestro entorno, con los recursos, limitados o ilimitados que tengamos, es tiempo de salir de la pasividad y entrar al dinamismo de un mundo cada vez más globalizado, más activo, más dinámico, más educado.


Federico Rubén Lira Ramos

jueves, 23 de abril de 2015

Desigualdad social y desigualdad educativa



La igualdad educativa no es un derecho natural para todos, pues el destino “de formación” depende de las características sociales y económicas que convierten a cada individuo en un determinado tipo de ciudadano. Entonces: la educación no es igual para todos, ni en forma, ni en tiempo ni en lugar; la educación no es igual para todos, ni para acceder, ni para permanecer, ni para alcanzar los mismos resultados dentro de ella; la educación no es igual para todos, ni en la repartición de responsabilidades sociales, ni en las democráticas y económicas. Por ello, surge la pregunta: ¿La desigualdad educativa genera la desigualdad social… o es a la inversa?
Se presume que la función del Centro Educativo, en todos sus niveles, es formar a los más jóvenes, con base en el conocimiento que la sociedad considera importante y convertirlos en el modelo ciudadano que esa misma sociedad necesita: democrático, activo, productivo y apegado a las leyes.  Respecto a este proceso, que a primera vista parece ser correcto, o más bien, entendible… algunos teóricos de la Sociología de la Educación respingan y gritan “¡Reproducción! ¡Resistencia!”.

Desde el inicio: La experiencia educativa
Todo conocimiento que se alcanza durante la vida académica viene estipulado en el Curriculum Educativo, definido como una construcción cultural, que tiene cuatro dimensiones: lo pedagógico, lo psicológico, lo social y lo epistemológico. Con esto se entiende que el Curriculum es un proceso metodológico que no sólo se conforma por programas y planeaciones, o se limita a regular las prácticas pedagógicas, sino que en él se concentran los contenidos (lo que la sociedad considera importante), las guías (metodologías educativas), la experiencias de aprendizaje (didáctica), los sistemas de evaluación y la disciplina.
Con lo anterior se podría decir que el curriculum abarca la naturaleza de todas las actividades que se realizan dentro de la escuela, con la finalidad de producir los aprendizajes DESEADOS* (no olvidemos esta palabra; más adelante ahondaremos en ello). Un ejemplo que me parece muy interesante, es el que expone Inés Dussel, quien explica que en 1820 la creación del patio revolucionó la educación en Argentina, pues se creó un espacio delimitado dentro del cual los estudiantes "afloraban su verdadera naturaleza" y convivían bajo cierta jerarquía que ellos mismos generaban. Con ello, hago hincapié en que el curriculum entra en todo, hasta cuando nos encontramos compartiendo almuerzo con nuestros compañeros, jugando futbol, platicando, peleando… o solitarios dentro del salón.

“¡Reproducción!”: La producción de aprendizajes deseados
Ahora, partiendo del entendido de que el curriculum “contiene” la información que la sociedad considera importante para que la adopten las nuevas generaciones, algunos teóricos –como Durkheim, Bourdieu, Dewey y Giroux- afirman que la selección de “lo que importa” no la realizan todos (de manera democrática), sino que de esta tarea se encarga la clase dominante. ¿Clase dominante? Pero, ¿qué tiene que ver lo económico en esto? Bueno, podemos ver que la separación de clases sociales se realiza con base en su poder adquisitivo (baja, media baja, media alta, alta) y no por su aportación a la sociedad (en conocimiento o trabajo real); entonces, vemos que la economía tiene poder sobre la organización de la sociedad… y la organización de esa sociedad se realiza a través de la escuela, pues es ella la que se encarga de formar al grupo de ciudadanos que se dividen en esas clases.
En este sentido, Germán W. Rama explica que siempre ha existido “la necesidad de dividir a la sociedad en grupos con características específicas y funciones limitadas”, por lo que la expansión educacional es distinta de acuerdo a la clase social y en ella influyen las mutaciones sociales que surgen con la urbanización y la industrialización... O ya en nuestros días, con la era digital, el neoliberalismo y la globalización. Con esto se entiende que los aprendizajes deseados (en la escuela) se relacionan directamente con los aprendizajes necesitados (en la sociedad). Entonces, podría decirse que será el curriculum el que se encargue de generar ciudadanos con características específicas (culturales y cognitivas) para que asuman diferentes funciones limitadas: doctores, licenciados… maquileros, obreros, albañiles, aparentemente la razón consiste en que para que hayan ricos o mejor pagados, deben existir los pobres o menos pagados. En este sentido, Giroux cita a Bourdieu, quien dice que la escuela es relativamente autónoma, pues es influida por instituciones económicas y políticas más poderosas.

“¡Resistencia!”: La escuela como esfera pública democrática y los maestros como intelectuales transformadores
Giroux explica que ante la reproducción de las clases sociales por medio de la escuela, muchos docentes (por lo general de ideología liberal o radical) tienden a perder la fé en el Centro Educativo, dando todo por perdido y reprochando constantemente su existencia. Por esto, el autor propone considerar al aula como espacio dedicado a formas de habilitamiento personal y social, donde los estudiantes tengan la oportunidad de aprender el conocimiento y las habilidades necesarias para vivir de una auténtica democracia. El autor afirma que esto funciona para dignificar el diálogo significativo y la acción, así como para dar a los estudiantes la oportunidad de aprender el lenguaje de la responsabilidad social, el cual trata de recapturar la idea de democracia como un movimiento social fundado en el respeto fundamental por la libertad individual y la justicia social.
La pedagogía crítica sugerida es una en la que los estudiantes se les pide constantemente que examinen los distintos códigos -es decir, creencias, valores y supuestos- que emplean para darle sentido a su mundo. También son alentados a examinar cómo "codifican" los hechos mismos, no sólo en el salón de clase, sino fuera de la escuela también. Este concepto suple las comunes percepciones de la escuela como extensión del mercado de trabajo o como institución de primera línea en la batalla por los mercados internacionales y la competencia extranjera.
Aunque México no ha asumido el neoliberalismo que caracteriza a Estados Unidos, creo que es de suma importancia que los maestros conozcamos la propuesta de la escuela como esfera pública democrática, pues considero que será sólo a partir de la reflexión y libertad como el estudiante logrará desarrollar un pensamiento crítico que lo prepare para decodificar la realidad en la que vive, comprenderla, evaluarla y –sobre ello-tome mejores decisiones. Ahora, tocando este punto, creo importante destacar que en este último proceso (la comprensión de la realidad) existen diversas disciplinas tomadas por muchos docentes como meramente de contenido, pero que realmente tienen un sentido más socio-crítico, entre las cuales destaca la lectura y sus procesos… pero esa ya es otra historia.

Flor Azucena Holguín Alvarado


Flor Holguín es originaria de Chihuahua capital, egresada de la Licenciatura en Letras Españolas en la UACh y estudiante en la Maestría en Educación Superior, se ha desempeñado por 9 años en el rubro periodístico, específicamente en la generación, administración y edición de información en portales digitales, entre los cuales destaca El Diario de Chihuahua. En el campo de la pedagogía, cuenta con participaciones con el Tecnológico de Monterrey, en donde funge como tutora externa del curso de Análisis y Expresión verbal, así como en el de Comunicación y Sociedad; asimismo, es redactora de tesis en el Centro de Estudios Superiores Elizabeth Seton en donde imparte las clases de Habilidades y Destrezas I, Análisis de Texto, Comunicación y Relaciones Humanas, y Literatura Infantil.

jueves, 16 de abril de 2015

Disciplina Positiva



          "Educad a los niños 

y no será necesario  

castigar a los hombres"


De acuerdo con mi experiencia como docente y como madre, he observado la forma en que se ha ido modificando la manera de educar en las familias. Se ha pasado de un modelo autoritario a uno permisivo, en el afán de querer compensar las carencias de atención, tiempo y comunicación. Esto ha generado la sobreprotección de los hijos y la falta de límites y ha dado como resultado que los niños tengan deficiencias en su inteligencia emocional, es decir, aquellas habilidades que se refieren a: la empatía, la asertividad,  la tolerancia a la frustración, entre otras.
Por lo anterior considero de suma importancia hacer referencia a la Disciplina positiva la cual se basa en la teoría de Alfred Adler y Rudolf  Dreikurs, quienes afirmaron en 1920, que los niños que no tienen límites y son sobreprotegidos podrían tener problemas sociales y de comportamiento. De manera posterior, en 1988 Jane Nelsen y Lynn Lott adaptaron estos conocimientos en los libros de Disciplina positiva e iniciaron talleres para enseñar a padres y maestros a desarrollar habilidades de comunicación efectiva con sus hijos y alumnos, de manera respectiva.
Se entiende por disciplina positiva el conocimiento para comprender el comportamiento de los niños, así  como las formas de abordar sus actitudes, con el fin de guiarles en su camino siempre de forma positiva y afectiva.
La disciplina positiva se basa en la comunicación efectiva, el amor, la comprensión y la empatía para disfrutar de las relaciones familiares. Es una metodología que no incluye ni el autoritarismo excesivo, ni la permisividad; sino que se basa en el respeto mutuo y la colaboración, con la intención de brindar al niño las competencias necesarias para la vida.
Uno de los conceptos que se deben de manejar en la Disciplina Positiva es el llegar a acuerdos en común, ya que los hijos tienen mayor disposición para cumplir las reglas que ellos mismos han contribuido a establecer. Cuando aprenden a colaborar y a tomar decisiones en familia, acaban convirtiéndose en personas que “saben” tomar decisiones, que asumen sus responsabilidades y que tienen unos conceptos positivos de sí mismos.
Los cuatro criterios a tener en cuenta para una disciplina positiva según la autora Jane Nelsen en su libro “Cómo educar con firmeza y cariño” son:
1- ¿Es amable y firme al mismo tiempo? (respetuosa y motivadora)
2- ¿Ayuda a los niños a sentirse importantes? (Conexión)
3- ¿Es eficaz a largo plazo?
4- ¿Enseña valiosas competencias para la vida? (Respeto, habilidad para resolver problemas, participación, colaboración, responsabilidad…)

El objetivo de la disciplina positiva es ayudar a los niños a controlarse a sí mismos; mostrarles cómo respetar a otras personas y llevarse bien con los demás. Disciplinar es enseñar no castigar.
La disciplina empieza con una relación de amor y respeto. Al escuchar, mostrar afecto, dedicar tiempo, a los hijos y a los alumnos se está creando la base de una relación positiva, ya que todo ser humano necesita sentirse querido, aceptado, respetado y valorado, por lo que al cubrir estas necesidades básicas se está dando la atención necesaria, para lograr el desarrollo de una adecuada autoestima en los hijos.
Es importante recordar que los niños se comunican por medio de su conducta. Un niño que tiene un comportamiento inadecuado podría estar diciendo
·                     Quiero atención
·                     Quiero tener el control
·                     Me siento dolido así que quiero lastimar a otros
·                     No puedo hacerlo. Me doy por vencido
Por lo anterior antes de reaccionar a una conducta inadecuada es importante pensar en cuáles podrían ser los motivos que existen detrás de la conducta emitida.
Por otra parte, es importante establecer límites y consecuencias claros para que se adquieran las normas que se deben de aprender a respetar. El marcar límites ayuda a crear hábitos, ya que la existencia de normas aporta seguridad a los niños y adolescentes.
Establecer límites es importante, ya que la convivencia es más armónica, además los niños y adolescentes son los primeros interesados y beneficiados de que se les marquen normas que les van a permitir adaptarse mejor a las normas y límites en su vida social y adulta. Además, establecer límites firmes no significa emplear castigos sino, actuar con serenidad pero con firmeza y de forma consistente.
R:J: MacKenzie en su obra  Poner límites. Cómo educar a niños responsables e independientes con límites claros, menciona los siguientes consejos para establecer límites:
·         El mensaje o la norma deben centrarse en la conducta.- Si  se desea que un niño haga algo, se debe ser claro y enfocarse en la actitud y no en su valía.
·         Ser lo más concreto posible.
·         Hablar con calma, no hace falta gritar. Se transmite más firmeza con un tono de voz normal, que con un grito, lo que significa que se empieza a perder el control
·         Es necesario fijar la consecuencia que traerá consigo el incumplimiento de la norma o límite. En caso necesario conviene recordar la consecuencia
·         Y lo más importante: actuar en consecuencia.  La consistencia es el punto más importante al establecer los límites. Cuando se sabe que en realidad se va a tener una consecuencia, la norma se tendrá en cuenta y se respetará.

Beatriz Eugenia Ochoa Armendáriz

Beatriz Ochoa es Profesora de Educación Primaria, egresada del Instituto Miguel Ángel; y es Licenciada en Educación por la Universidad Pedagógica Nacional. Está altamente capacitada en temas como Círculo Mágico; Diseño de cursos; Manejo de conducta; y Formación por competencias. Cuenta con más de 20 años de experiencia como docente. Actualmente es la Coordinadora de la Secundaria en el Centro de Educación Innovativa Elizabeth Seton; y colabora como catedrática en el CESES.