lunes, 2 de marzo de 2015

Herencia Emocional



Al escuchar el término “herencia” es común que aparezcan en la mente ideas como: bienes, testamento, derecho, ley, genes, entre otros. Este término se utiliza desde distintas perspectivas; la legal, que define a la herencia como la suma de bienes, derechos y obligaciones que no se extinguen con la muerte y que puede ser motivo de sucesión; la perspectiva genética, que estudia factores innatos que heredan padres a hijos; y por último, una perspectiva dentro del campo de la programación, la cual permite realizar una categorización entre distintos elementos.

La idea que hoy se desea trasmitir es desde una óptica distinta: la influencia de los actores principales (padres) en la formación de los hijos. Al nacer un hijo, los primeros acercamientos familiares giran de forma común dentro de nuestra sociedad en preguntas como ¿A quién se parece este bebe,? ¿Es más parecido a su madre o a su padre? ¿ Tiene los ojos como los de su madre o como su padre?; además en la etapa de rendición de cuentas el padre o madre con frecuencia muestran un interés por heredar a sus hijos bienes que permitan en cierta medida mejorar su calidad de vida, sin embargo en contadas ocasiones es posible detenerse para preguntarse ¿Qué valores heredo a mis hijos a través de mi comportamiento diario? Son los valores como: el respeto a todas las personas de este mundo, el amor hacia la vida, la responsabilidad que lo se hace y se dice, la verdad bajo cualquier circunstancia en la que se encuentre, la paz como filosofía de vida y la solidaridad con las personas que necesiten de mi entre muchos valores más los que conforman la herencia emocional. Es la herencia emocional la que caracteriza a cada persona, la que la convierte a un ser humano  en único, la que acompaña durante toda la vida el desarrollo y crecimiento personal, esta herencia es inagotable, nadie puede desaparecerla o esconderla, es una semilla que crece dentro de cada persona  y que con el tiempo cosecha frutos, los cuales se trasmiten de generación en generación.

Tal parece que las tendencias actuales influyen en el pensamiento y en el actuar de los padres que están física y emocionalmente ausentes con tal de proveer a sus hijos de “todo lo que necesitan” pendientes por darles “lo mejor” y el regalo de un estilo de vida de sueño. ¿En qué momento se cambió lo elemental por lo superficial?  ¿Cómo es posible formar y heredar emocionalmente si me encuentro ausente?

La herencia emocional de la que hablo se abandona de forma común en las instancias educativas como si de cierta forma se recargara la enorme responsabilidad de educar seres humanos íntegros con una herencia emocional abundante en las instituciones y sus representantes, cuando es de los padres de familia hacerlo.

Si la responsabilidad de heredar valores es de los padres de familia ¿Cómo es posible realizar esto? El autor Albert Bandura explica que es posible aprender a través de la observación e imitación del comportamiento de otras personas, esta  explicación sobre aprender imitando genera un reto para los padres de familia quienes deben ser llamados a mostrar un comportamiento en valores de forma constante y congruente para que este puede ser imitado por sus hijos, este será el regalo de una herencia emocional. La madre Teresa de Calcuta hereda una extraordinaria frase que engloba esto que se desea trasmitir:  No te preocupes por que tus hijos no te escuchen, te observan todo el día”.

El autor antes mencionado ofrece ciertos pasos a seguir que sin duda ayudan a complementar esta importante función:

1)      Adquisición. Se observa un comportamiento en específico y se reconocen ciertos rasgos
2)      Retención. El comportamiento del modelo se almacena en la memoria de quien lo observa.
3)      Ejecución. Si el que observa el comportamiento considera que éste es apropiado y puede tener consecuencias positivas para él, lo reproduce.
4)      Consecuencia. Al imitar el comportamiento la persona puede recibir un estímulo.

El paso uno y dos son sin duda el origen de este aprendizaje, sin embargo el paso tres y cuatro no sólo ofrecen la oportunidad de incrementar la frecuencia en la que se observa este  comportamiento si no que también lo mantienen; de tal manera que la imitación y el estimulo forman la mancuerna perfecta de la herencia emocional.

La herencia emocional es garantía al educar dentro de una formación en valores, es un trabajo  tan valioso e importante que solo puede ser hecho por los padres de familia, especialistas de cada hijo e hija.

Avancemos en un pensamiento de heredar calidad humana, que permita dejar vida a las generaciones siguientes, ese será nuestro legado al mundo, no importa a donde vayan, no importa con quien se encuentren, la herencia emocional habita dentro de cada persona.

Valeria Anguiano Muñoz




Valeria Anguiano Muñoz estudió la Licenciatura en Psicología en la Escuela de Psicología Carl Rogers, una especialidad en detección y atención de las dificultades del aprendizaje, una especialidad en manejo de conducta y la Maestría en Orientación Psicosocial en el Centro de Estudios Superiores Elizabeth Seton.
Desde hace diez años se desempeña como terapeuta dentro de la Clínica de Psicología IntegraT. Actualmente es catedrática dentro del Centro de Estudios Superiores Elizabeth Seton y en la Universidad La Salle de Chihuahua.



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