jueves, 16 de abril de 2015

Disciplina Positiva



          "Educad a los niños 

y no será necesario  

castigar a los hombres"


De acuerdo con mi experiencia como docente y como madre, he observado la forma en que se ha ido modificando la manera de educar en las familias. Se ha pasado de un modelo autoritario a uno permisivo, en el afán de querer compensar las carencias de atención, tiempo y comunicación. Esto ha generado la sobreprotección de los hijos y la falta de límites y ha dado como resultado que los niños tengan deficiencias en su inteligencia emocional, es decir, aquellas habilidades que se refieren a: la empatía, la asertividad,  la tolerancia a la frustración, entre otras.
Por lo anterior considero de suma importancia hacer referencia a la Disciplina positiva la cual se basa en la teoría de Alfred Adler y Rudolf  Dreikurs, quienes afirmaron en 1920, que los niños que no tienen límites y son sobreprotegidos podrían tener problemas sociales y de comportamiento. De manera posterior, en 1988 Jane Nelsen y Lynn Lott adaptaron estos conocimientos en los libros de Disciplina positiva e iniciaron talleres para enseñar a padres y maestros a desarrollar habilidades de comunicación efectiva con sus hijos y alumnos, de manera respectiva.
Se entiende por disciplina positiva el conocimiento para comprender el comportamiento de los niños, así  como las formas de abordar sus actitudes, con el fin de guiarles en su camino siempre de forma positiva y afectiva.
La disciplina positiva se basa en la comunicación efectiva, el amor, la comprensión y la empatía para disfrutar de las relaciones familiares. Es una metodología que no incluye ni el autoritarismo excesivo, ni la permisividad; sino que se basa en el respeto mutuo y la colaboración, con la intención de brindar al niño las competencias necesarias para la vida.
Uno de los conceptos que se deben de manejar en la Disciplina Positiva es el llegar a acuerdos en común, ya que los hijos tienen mayor disposición para cumplir las reglas que ellos mismos han contribuido a establecer. Cuando aprenden a colaborar y a tomar decisiones en familia, acaban convirtiéndose en personas que “saben” tomar decisiones, que asumen sus responsabilidades y que tienen unos conceptos positivos de sí mismos.
Los cuatro criterios a tener en cuenta para una disciplina positiva según la autora Jane Nelsen en su libro “Cómo educar con firmeza y cariño” son:
1- ¿Es amable y firme al mismo tiempo? (respetuosa y motivadora)
2- ¿Ayuda a los niños a sentirse importantes? (Conexión)
3- ¿Es eficaz a largo plazo?
4- ¿Enseña valiosas competencias para la vida? (Respeto, habilidad para resolver problemas, participación, colaboración, responsabilidad…)

El objetivo de la disciplina positiva es ayudar a los niños a controlarse a sí mismos; mostrarles cómo respetar a otras personas y llevarse bien con los demás. Disciplinar es enseñar no castigar.
La disciplina empieza con una relación de amor y respeto. Al escuchar, mostrar afecto, dedicar tiempo, a los hijos y a los alumnos se está creando la base de una relación positiva, ya que todo ser humano necesita sentirse querido, aceptado, respetado y valorado, por lo que al cubrir estas necesidades básicas se está dando la atención necesaria, para lograr el desarrollo de una adecuada autoestima en los hijos.
Es importante recordar que los niños se comunican por medio de su conducta. Un niño que tiene un comportamiento inadecuado podría estar diciendo
·                     Quiero atención
·                     Quiero tener el control
·                     Me siento dolido así que quiero lastimar a otros
·                     No puedo hacerlo. Me doy por vencido
Por lo anterior antes de reaccionar a una conducta inadecuada es importante pensar en cuáles podrían ser los motivos que existen detrás de la conducta emitida.
Por otra parte, es importante establecer límites y consecuencias claros para que se adquieran las normas que se deben de aprender a respetar. El marcar límites ayuda a crear hábitos, ya que la existencia de normas aporta seguridad a los niños y adolescentes.
Establecer límites es importante, ya que la convivencia es más armónica, además los niños y adolescentes son los primeros interesados y beneficiados de que se les marquen normas que les van a permitir adaptarse mejor a las normas y límites en su vida social y adulta. Además, establecer límites firmes no significa emplear castigos sino, actuar con serenidad pero con firmeza y de forma consistente.
R:J: MacKenzie en su obra  Poner límites. Cómo educar a niños responsables e independientes con límites claros, menciona los siguientes consejos para establecer límites:
·         El mensaje o la norma deben centrarse en la conducta.- Si  se desea que un niño haga algo, se debe ser claro y enfocarse en la actitud y no en su valía.
·         Ser lo más concreto posible.
·         Hablar con calma, no hace falta gritar. Se transmite más firmeza con un tono de voz normal, que con un grito, lo que significa que se empieza a perder el control
·         Es necesario fijar la consecuencia que traerá consigo el incumplimiento de la norma o límite. En caso necesario conviene recordar la consecuencia
·         Y lo más importante: actuar en consecuencia.  La consistencia es el punto más importante al establecer los límites. Cuando se sabe que en realidad se va a tener una consecuencia, la norma se tendrá en cuenta y se respetará.

Beatriz Eugenia Ochoa Armendáriz

Beatriz Ochoa es Profesora de Educación Primaria, egresada del Instituto Miguel Ángel; y es Licenciada en Educación por la Universidad Pedagógica Nacional. Está altamente capacitada en temas como Círculo Mágico; Diseño de cursos; Manejo de conducta; y Formación por competencias. Cuenta con más de 20 años de experiencia como docente. Actualmente es la Coordinadora de la Secundaria en el Centro de Educación Innovativa Elizabeth Seton; y colabora como catedrática en el CESES.   

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