jueves, 23 de abril de 2015

Desigualdad social y desigualdad educativa



La igualdad educativa no es un derecho natural para todos, pues el destino “de formación” depende de las características sociales y económicas que convierten a cada individuo en un determinado tipo de ciudadano. Entonces: la educación no es igual para todos, ni en forma, ni en tiempo ni en lugar; la educación no es igual para todos, ni para acceder, ni para permanecer, ni para alcanzar los mismos resultados dentro de ella; la educación no es igual para todos, ni en la repartición de responsabilidades sociales, ni en las democráticas y económicas. Por ello, surge la pregunta: ¿La desigualdad educativa genera la desigualdad social… o es a la inversa?
Se presume que la función del Centro Educativo, en todos sus niveles, es formar a los más jóvenes, con base en el conocimiento que la sociedad considera importante y convertirlos en el modelo ciudadano que esa misma sociedad necesita: democrático, activo, productivo y apegado a las leyes.  Respecto a este proceso, que a primera vista parece ser correcto, o más bien, entendible… algunos teóricos de la Sociología de la Educación respingan y gritan “¡Reproducción! ¡Resistencia!”.

Desde el inicio: La experiencia educativa
Todo conocimiento que se alcanza durante la vida académica viene estipulado en el Curriculum Educativo, definido como una construcción cultural, que tiene cuatro dimensiones: lo pedagógico, lo psicológico, lo social y lo epistemológico. Con esto se entiende que el Curriculum es un proceso metodológico que no sólo se conforma por programas y planeaciones, o se limita a regular las prácticas pedagógicas, sino que en él se concentran los contenidos (lo que la sociedad considera importante), las guías (metodologías educativas), la experiencias de aprendizaje (didáctica), los sistemas de evaluación y la disciplina.
Con lo anterior se podría decir que el curriculum abarca la naturaleza de todas las actividades que se realizan dentro de la escuela, con la finalidad de producir los aprendizajes DESEADOS* (no olvidemos esta palabra; más adelante ahondaremos en ello). Un ejemplo que me parece muy interesante, es el que expone Inés Dussel, quien explica que en 1820 la creación del patio revolucionó la educación en Argentina, pues se creó un espacio delimitado dentro del cual los estudiantes "afloraban su verdadera naturaleza" y convivían bajo cierta jerarquía que ellos mismos generaban. Con ello, hago hincapié en que el curriculum entra en todo, hasta cuando nos encontramos compartiendo almuerzo con nuestros compañeros, jugando futbol, platicando, peleando… o solitarios dentro del salón.

“¡Reproducción!”: La producción de aprendizajes deseados
Ahora, partiendo del entendido de que el curriculum “contiene” la información que la sociedad considera importante para que la adopten las nuevas generaciones, algunos teóricos –como Durkheim, Bourdieu, Dewey y Giroux- afirman que la selección de “lo que importa” no la realizan todos (de manera democrática), sino que de esta tarea se encarga la clase dominante. ¿Clase dominante? Pero, ¿qué tiene que ver lo económico en esto? Bueno, podemos ver que la separación de clases sociales se realiza con base en su poder adquisitivo (baja, media baja, media alta, alta) y no por su aportación a la sociedad (en conocimiento o trabajo real); entonces, vemos que la economía tiene poder sobre la organización de la sociedad… y la organización de esa sociedad se realiza a través de la escuela, pues es ella la que se encarga de formar al grupo de ciudadanos que se dividen en esas clases.
En este sentido, Germán W. Rama explica que siempre ha existido “la necesidad de dividir a la sociedad en grupos con características específicas y funciones limitadas”, por lo que la expansión educacional es distinta de acuerdo a la clase social y en ella influyen las mutaciones sociales que surgen con la urbanización y la industrialización... O ya en nuestros días, con la era digital, el neoliberalismo y la globalización. Con esto se entiende que los aprendizajes deseados (en la escuela) se relacionan directamente con los aprendizajes necesitados (en la sociedad). Entonces, podría decirse que será el curriculum el que se encargue de generar ciudadanos con características específicas (culturales y cognitivas) para que asuman diferentes funciones limitadas: doctores, licenciados… maquileros, obreros, albañiles, aparentemente la razón consiste en que para que hayan ricos o mejor pagados, deben existir los pobres o menos pagados. En este sentido, Giroux cita a Bourdieu, quien dice que la escuela es relativamente autónoma, pues es influida por instituciones económicas y políticas más poderosas.

“¡Resistencia!”: La escuela como esfera pública democrática y los maestros como intelectuales transformadores
Giroux explica que ante la reproducción de las clases sociales por medio de la escuela, muchos docentes (por lo general de ideología liberal o radical) tienden a perder la fé en el Centro Educativo, dando todo por perdido y reprochando constantemente su existencia. Por esto, el autor propone considerar al aula como espacio dedicado a formas de habilitamiento personal y social, donde los estudiantes tengan la oportunidad de aprender el conocimiento y las habilidades necesarias para vivir de una auténtica democracia. El autor afirma que esto funciona para dignificar el diálogo significativo y la acción, así como para dar a los estudiantes la oportunidad de aprender el lenguaje de la responsabilidad social, el cual trata de recapturar la idea de democracia como un movimiento social fundado en el respeto fundamental por la libertad individual y la justicia social.
La pedagogía crítica sugerida es una en la que los estudiantes se les pide constantemente que examinen los distintos códigos -es decir, creencias, valores y supuestos- que emplean para darle sentido a su mundo. También son alentados a examinar cómo "codifican" los hechos mismos, no sólo en el salón de clase, sino fuera de la escuela también. Este concepto suple las comunes percepciones de la escuela como extensión del mercado de trabajo o como institución de primera línea en la batalla por los mercados internacionales y la competencia extranjera.
Aunque México no ha asumido el neoliberalismo que caracteriza a Estados Unidos, creo que es de suma importancia que los maestros conozcamos la propuesta de la escuela como esfera pública democrática, pues considero que será sólo a partir de la reflexión y libertad como el estudiante logrará desarrollar un pensamiento crítico que lo prepare para decodificar la realidad en la que vive, comprenderla, evaluarla y –sobre ello-tome mejores decisiones. Ahora, tocando este punto, creo importante destacar que en este último proceso (la comprensión de la realidad) existen diversas disciplinas tomadas por muchos docentes como meramente de contenido, pero que realmente tienen un sentido más socio-crítico, entre las cuales destaca la lectura y sus procesos… pero esa ya es otra historia.

Flor Azucena Holguín Alvarado


Flor Holguín es originaria de Chihuahua capital, egresada de la Licenciatura en Letras Españolas en la UACh y estudiante en la Maestría en Educación Superior, se ha desempeñado por 9 años en el rubro periodístico, específicamente en la generación, administración y edición de información en portales digitales, entre los cuales destaca El Diario de Chihuahua. En el campo de la pedagogía, cuenta con participaciones con el Tecnológico de Monterrey, en donde funge como tutora externa del curso de Análisis y Expresión verbal, así como en el de Comunicación y Sociedad; asimismo, es redactora de tesis en el Centro de Estudios Superiores Elizabeth Seton en donde imparte las clases de Habilidades y Destrezas I, Análisis de Texto, Comunicación y Relaciones Humanas, y Literatura Infantil.

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