La igualdad educativa no es un derecho natural para
todos, pues el destino “de formación” depende de las características sociales y
económicas que convierten a cada individuo en un determinado tipo de ciudadano. Entonces: la
educación no es igual para todos, ni en forma, ni en tiempo ni en lugar; la
educación no es igual para todos, ni para acceder, ni para permanecer, ni para
alcanzar los mismos resultados dentro de ella; la educación no es igual para
todos, ni en la repartición de responsabilidades sociales, ni en las
democráticas y económicas. Por ello, surge la pregunta: ¿La desigualdad
educativa genera la desigualdad social… o es a la inversa?
Se presume que la función del Centro Educativo, en
todos sus niveles, es formar a los más jóvenes, con base en el conocimiento que
la sociedad considera importante y convertirlos en el modelo ciudadano que esa
misma sociedad necesita: democrático, activo, productivo y apegado a las
leyes. Respecto a este proceso, que a
primera vista parece ser correcto, o más bien, entendible… algunos teóricos de
la Sociología de la Educación respingan
y gritan “¡Reproducción! ¡Resistencia!”.
Desde
el inicio: La experiencia educativa
Todo conocimiento que se alcanza durante la vida
académica viene estipulado en el Curriculum Educativo, definido como una
construcción cultural, que tiene cuatro dimensiones: lo pedagógico, lo
psicológico, lo social y lo epistemológico. Con esto se entiende que el
Curriculum es un proceso metodológico que no sólo se conforma por programas y
planeaciones, o se limita a regular las prácticas pedagógicas, sino que en él
se concentran los contenidos (lo que la sociedad considera importante), las
guías (metodologías educativas), la experiencias de aprendizaje (didáctica),
los sistemas de evaluación y la disciplina.
Con lo anterior se podría decir que el curriculum
abarca la naturaleza de todas las actividades que se realizan dentro de la
escuela, con la finalidad de producir los aprendizajes DESEADOS* (no olvidemos
esta palabra; más adelante ahondaremos en ello). Un ejemplo que me parece muy
interesante, es el que expone Inés Dussel, quien explica que en 1820 la
creación del patio revolucionó la educación en Argentina, pues se creó un
espacio delimitado dentro del cual los estudiantes "afloraban su verdadera
naturaleza" y convivían bajo cierta jerarquía que ellos mismos generaban.
Con ello, hago hincapié en que el curriculum entra en todo, hasta cuando nos
encontramos compartiendo almuerzo con nuestros compañeros, jugando futbol, platicando,
peleando… o solitarios dentro del salón.
“¡Reproducción!”:
La producción de aprendizajes deseados
Ahora, partiendo del entendido de que el curriculum
“contiene” la información que la sociedad considera importante para que la
adopten las nuevas generaciones, algunos teóricos –como Durkheim, Bourdieu,
Dewey y Giroux- afirman que la selección de “lo que importa” no la realizan
todos (de manera democrática), sino que de esta tarea se encarga la clase
dominante. ¿Clase dominante? Pero, ¿qué tiene que ver lo económico en esto? Bueno,
podemos ver que la separación de clases sociales se realiza con base en su
poder adquisitivo (baja, media baja, media alta, alta) y no por su aportación a
la sociedad (en conocimiento o trabajo real); entonces, vemos que la economía
tiene poder sobre la organización de la sociedad… y la organización de esa
sociedad se realiza a través de la escuela, pues es ella la que se encarga de
formar al grupo de ciudadanos que se dividen en esas clases.
En este sentido, Germán
W. Rama explica que siempre ha existido “la necesidad de dividir a la sociedad
en grupos con características específicas y funciones
limitadas”, por lo que la expansión educacional es distinta de acuerdo a la
clase social y en ella influyen las mutaciones sociales que surgen con la
urbanización y la industrialización... O ya en nuestros días, con la era
digital, el neoliberalismo y la globalización. Con esto se entiende que los
aprendizajes deseados (en la escuela) se relacionan directamente con los
aprendizajes necesitados (en la sociedad). Entonces, podría decirse que será el
curriculum el que se encargue de generar ciudadanos con características
específicas (culturales y cognitivas) para que asuman diferentes funciones
limitadas: doctores, licenciados… maquileros, obreros, albañiles, aparentemente
la razón consiste en que para que hayan ricos o mejor pagados, deben existir
los pobres o menos pagados. En este sentido, Giroux cita a Bourdieu, quien dice que la escuela es
relativamente autónoma, pues es influida por instituciones económicas y
políticas más poderosas.
“¡Resistencia!”: La escuela
como esfera pública democrática y los maestros como intelectuales
transformadores
Giroux explica que ante la reproducción de
las clases sociales por medio de la escuela, muchos docentes (por lo general de
ideología liberal o radical) tienden a perder la fé en el Centro Educativo,
dando todo por perdido y reprochando constantemente su existencia. Por esto, el
autor propone considerar al aula como espacio dedicado a formas de
habilitamiento personal y social, donde los estudiantes tengan la oportunidad
de aprender el conocimiento y las habilidades necesarias para vivir de una
auténtica democracia. El autor afirma que esto funciona para dignificar el
diálogo significativo y la acción, así como para dar a los estudiantes la
oportunidad de aprender el lenguaje de la responsabilidad social, el cual trata
de recapturar la idea de democracia como un movimiento social fundado en el
respeto fundamental por la libertad individual y la justicia social.
La pedagogía crítica sugerida es una en la
que los estudiantes se les pide constantemente que examinen los distintos
códigos -es decir, creencias, valores y supuestos- que emplean para darle
sentido a su mundo. También son alentados a examinar cómo "codifican"
los hechos mismos, no sólo en el salón de clase, sino fuera de la escuela
también. Este concepto suple las comunes percepciones de la escuela como
extensión del mercado de trabajo o como institución de primera línea en la
batalla por los mercados internacionales y la competencia extranjera.
Aunque México no ha asumido el neoliberalismo
que caracteriza a Estados Unidos, creo que es de suma importancia que los
maestros conozcamos la propuesta de la escuela como esfera pública democrática,
pues considero que será sólo a partir de la reflexión y libertad como el
estudiante logrará desarrollar un pensamiento crítico que lo prepare para
decodificar la realidad en la que vive, comprenderla, evaluarla y –sobre
ello-tome mejores decisiones. Ahora, tocando este punto, creo importante
destacar que en este último proceso (la comprensión de la realidad) existen
diversas disciplinas tomadas por muchos docentes como meramente de contenido,
pero que realmente tienen un sentido más socio-crítico, entre las cuales
destaca la lectura y sus procesos… pero esa ya es otra historia.
Flor Azucena Holguín Alvarado
Flor
Holguín es originaria de Chihuahua capital, egresada de la Licenciatura en
Letras Españolas en la UACh y estudiante en la Maestría en Educación Superior,
se ha desempeñado por 9 años en el rubro periodístico, específicamente en la
generación, administración y edición de información en portales digitales,
entre los cuales destaca El Diario de Chihuahua. En el campo de la pedagogía,
cuenta con participaciones con el Tecnológico de Monterrey, en donde funge como
tutora externa del curso de Análisis y Expresión verbal, así como en el de
Comunicación y Sociedad; asimismo, es redactora de tesis en el Centro de
Estudios Superiores Elizabeth Seton en donde imparte las clases de Habilidades
y Destrezas I, Análisis de Texto, Comunicación y Relaciones Humanas, y
Literatura Infantil.
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