Sin
lugar a dudas, una de las más grandes satisfacciones personales a las que pueda
aspirar cualquier ser humano, es el ser transmisor de conocimientos. Por
naturaleza, el hombre se ha dedicado a buscar respuestas a tantas interrogantes
de la vida. Todos, de alguna manera, hemos admirado a alguien que haya dejado
una huella profunda en nuestro ser. Y no me refiero en este caso particular a
nuestros progenitores, que no dudo, en lo más mínimo, hayan sido parte
importante en nuestra formación académica, sino aquellos maestros que
consolidaron en nosotros un conocimiento amplio, un aprendizaje práctico, un
potencial de habilidades y estrategias que hoy rememoro y recapitulo como
herramientas estratégicas para la formación de docentes.
Pero
el asunto por el cual en este momento diserto es: ¿Cómo aprendí a ser docente? Aunque más bien considero apropiado
replantear la pregunta diciendo, ¿cómo
aprendo a ser docente? Esto ante
todo porque a pesar de mi experiencia laboral docente, por más de 17 años, creo
y estoy seguro, que como maestros hay mucho que aprender para esta tan hermosa
y loable labor. No podemos quedarnos como meros espectadores de un fenómeno que
constantemente está emergiendo con nuevas preguntas.
Decidí
tomar el reto de estar frente a grupos gracias a la invitación que se me hizo
de impartir la clase de ciencias de la salud en bachillerato. Yo ya había
estado frente a grupos con personas adultas. Tengo que ser sincero, que este
reto despertó en mí un gran interés por adentrarme más profundamente a nuevas
etapas de preparación.
Cuando
se descubre que el docente tiene una experiencia y el alumno tiene otra, se da
un proceso de interacción pretendiendo con esto superar los enfoques
pedagógicos tradicionales por uno concentrado en la construcción de nuevos
conocimientos.
Así,
año con año y gracias a los esfuerzos logrados por la Secretaría de Educación,
Cultura y Deporte en promover talleres y diplomados en práctica docente,
pretendo estar lo más actualizado en esta dinámica educativa.
En
mi experiencia personal, considero que cada docente tiene su estilo muy
particular de transmitir conocimientos. Dependerá de cada uno de ellos la
aptitud, la habilidad y la destreza de enfrentar cada situación académica con
pasión, vocación y optimismo.
Quiero
decirle a mis compañeros y a quienes piensan ser parte de esta experiencia
docente, que el camino no es fácil, que día con día nos enfrentamos a la más
ardua tarea de enseñar, que un maestro innovador, creativo, con ideas
apropiadas a los tiempos en los que se exige excelencia, será un gestor
académico que revolucione, cambie y transforme la construcción de conocimientos
y sistemas de enseñanza – aprendizaje.
M.E.S Federico R. Lira Ramos
Excelente profesor que trasmite amor por su vocación y no sólo eso, que impacta en la vida de sus alumnos por su sencillez, sus conocimientos y por impulsarlos a ser mejores alumnos, maestros y personas.
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